"Somos movidos por el deseo de emprender. Está en nuestro DNA identificar oportunidades únicas de negocios y desarrollarlas partiendo de cero"
Eike Batista es, sin lugar a dudas, uno de los magnates más llamativos del mundo. Anuncia a los cuatro vientos que tiene la meta de superar a Carlos Slim y convertirse en el individuo más rico del planeta (“Slim, ajusta el espejo retrovisor derecho y también el izquierdo, porque no sabes por cuál lado te voy a alcanzar”, dijo recientemente a un reportero de la BBC).Eike, es considerado por la revista estadounidense Forbes como el segundo hombre más rico de América Latina, es un osado empresario del sector minero, amigo de celebridades y aficionado a los deportes náuticos que parece convertir en oro todo lo que toca. Nacido en 1956 en Governador Valadares, una ciudad del estado de Minas Gerais, Batista estudió ingeniería metalúrgica en Alemania, país de donde es originaria su madre.
En 1980, regresó a Brasil para comenzar una compañía de oro y el comercio en el Amazonas. Poco después se unió a la empresa minera canadiense TVX Gold, lo que hace y después de perder una fortuna, antes de finalmente vender su participación en la empresa por usd$ mil millones de dólares en 2000. Después se reinvierten en varios negocios, incluyendo la minería. Una gran parte de su fortuna fue hecha de OGX, una compañía de petróleo y gas fundada en 2007.
En 2006 creó LLX, especializada en logística, MPX, que tiene en construcción o estudio siete proyectos termoeléctricos en Brasil y Chile, y BFX, enfocada en planes de reforestación y producción de carbón vegetal para uso como combustible.
En 2010, se convirtió en la persona más rica de Brasil.
-¿Cómo percibe al empresariado de América Latina?
-En Sudamérica, la elite es muy egoísta. Nadie se desvive por la comunidad. Esto para mí es distinto respecto a lo que nosotros hacemos. Nuestra área de sustentabilidad es también un área de preocupación social y ambiental. Antes de generar cualquier proyecto, analizamos eso. Por ejemplo, en Porto de Peruíbe ayudamos a 100 familias que vivían allí en la miseria. Les dimos casas con internet, y hoy venden productos orgánicos para la ciudad: les entregamos una chacra, y los apoyamos con agrónomos y técnicos. Antes de iniciar nuestro plan, la gente debía dar su aprobación. Creo que esta forma de concretar los negocios es parte de mi origen alemán, donde se vive más en comunidad. Yo pienso ¿por qué sólo yo voy a vivir como hombre rico?
-¿Cuál ha sido su peor apuesta empresarial?
-En 1997 intentamos producir en una mina en Grecia. Pero tuvimos un problema en el concepto de ejecución política. No concebimos que la comunidad local no nos quería, e invertimos US$ 330 millones. Recuerdo que nos decían "no se preocupe, de aquí a tres meses la propuesta ambiental va a resultar", pero no percibimos que el componente político era tan importante, aun cuando era una licitación internacional.
-¿Cuál es la lección que debiera tomar el empresariado a la hora de invertir en proyectos en el extranjero?
- Hay que pensar en grande, pero además se debe ahondar en el tema de la conectividad. Yo conozco a grandes empresarios que les da vergüenza hablar con el alcalde de la ciudad. En nuestros proyectos, muchas veces yo he tenido que hablar con ministros o el presidente para mostrarles la importancia de una iniciativa. Así, se percibe si están a favor o en contra. El 30% de los CEO que yo conozco tienen vergüenza de hablar con políticos. Eso, yo no lo entiendo. En proyectos muy complejos, todo recae en la comunicación. Al final, si se consigue resolver todas las áreas que involucra un proyecto, el éxito es seguro.-
Agradecimeintos:quepasacl

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